Nuestros valores constituyen nuestro mayor activo. Guían nuestro camino y sirven como piedra angular de nuestra cultura al momento de interactuar con nuestros grupos de interés y socios. No es casualidad que el primer paso para implicar a las personas en nuestro trabajo sea situar los valores en el centro de la conversación. Nos esforzamos por vivir según nuestros valores, pero también por inspirar a los demás a vivir según los suyos.
Verdad – Para llevar a cabo nuestra misión, debemos ser capaces de afrontar la verdad, abrirnos a aceptarla y hablar desde ese lugar, incluso cuando va en contra de lo que la mayoría piensa.
Valentía – Para nosotros, la valentía consiste en actuar con audacia y confianza. Se trata de afrontar lo desconocido o las dificultades confiando en nuestras capacidades y en la de los demás para poder superarlos.
Humildad – Nos esforzamos por hacer de la humildad una marca distintiva de todo lo que hacemos: no presumimos nuestros logros, los compartimos para que otros puedan beneficiarse; no pretendemos tener todas las respuestas, estamos dispuestos a colaborar con los demás para buscar soluciones; no nos consideramos moralmente superiores, simplemente compartimos nuestras verdades con el deseo de inspirar a otros.
Respeto – Nuestras interacciones, ya sea con compañeros, partes interesadas o con nosotros mismos, se basan en el respeto: respeto por los puntos de vista, la dignidad y los límites de cada uno.
Compasión – Trabajamos principalmente con personas. Para conectar con ellas, es necesario que seamos capaces de reconocer sus puntos de vista y comprender sus emociones ante una situación. La naturaleza caótica de nuestro trabajo también requiere que seamos compasivos con nosotros mismos y con nuestros compañeros para no comprometer nuestros propios valores.